La sobreprotección es maltrato

Imagina un pequeño tigre, un cachorrito tierno y adorable, vulnerable y con necesidad que cuiden de él para salir adelante. Si este cachorro es encerrado en un recinto, por ejemplo un zoo, será alimentado y cuidado pero jamás desarrollará todo su potencial. No aprenderá a cazar ni a sobrevivir. Si después de un tiempo en cautividad se le soltara en la jungla, lo más probable es que pereciera, y ¿acaso nos sorprendería?

Ahora imaginemos que el cachorro no es de tigre, si no una cría humana. Y sí, el exterior con todos los peligros puede verse como una jungla, un lugar al que tarde o temprano tendrá que salir y hacer frente solo. Nuestra jungla no tiene serpientes y arañas, pero igual que el tigre debemos aprender a ganar nuestro sustento y lidiar a la vez con frustraciones y problemas cotidianos.

Siguiendo con nuestra metáfora, un tigre por muy en cautividad que esté, bien alimentado y cuidado sigue teniendo instinto y es peligroso. Si no desarrolla su instinto en su habitat natural, no es extraño que llegue a atacar a quienes tiene cerca, sus cuidadores. Porque él no está hecho para vivir en un recinto sin poder desarrollar su potencial, y los seres humanos tampoco.

Por ello no es raro que los niños que han sido sobreprotegidos se vuelvan adolescentes enfurecidos, porque han sido maltratados. No se les ha permitido desarrollar su potencial, sus padres han librado las batallas por ellos evitándoles todo problema y malestar. Y el adolescente en el fondo está dolido y aterrorizado, porque sabe que tiene que dar la talla frente a un mundo complejo y confuso pero no sabe cómo, no le han empujado a crecer y ahora se lo exigen.

No es extraño ver cómo a niños que nunca se les ha hecho partícipes de las tareas del hogar y de hacer pequeños recados, de mantener su orden, de jugar sin necesidad de tablets o dispositivos electrónicos, de aburrirse para que tengan que crear algo nuevo… de golpe se espera de ellos no sólo que estudien, si no que lo hagan con éxito. Estudiar es una tarea muy muy compleja, con unos niveles de abstracción elevados y que es inabordable sin una serie de requisitos previos: atención, concentración, organiación, curiosidad, creatividad… Todos ellos relacionamos con las pequeñas tareas anteriormente descritas. Esperar de un niño que no ha pasado por todos los procesos anteriores que sea capaz de estudiar es construir la casa por el tejado sin poner cimientos: imposible.

La reacción violenta es la expresión del miedo, del terror del adolescente que se siente impotente frente al mundo. A través del acto violento hace sentir esa impotencia a sus padres. Ahora ellos están tan aterrorizados como él, se sienten desbordados frente a un adolescente que descontrola porque no tuvo oportunidad de aprender a controlar. La rabieta adolescente es réplica de la rabieta infantil, aquella que no se supo canalizar en su momento con palabras aplicando la inteligencia emocional.

¿Cómo ayudar al adolescente y a los padres? entender en primer lugar que lo que se hizo se hizo porque o se pensó que era lo correcto, (nuestra sociedad de consumo valida y empuja a la sobreprotección),y/o porque los padres no fueron capaces de hacer algo diferente. No olvidemos que para enseñar a cazar no sólo hace falta saber cazar, si no también saber enseñar.

Educar es un reto para padres y profesionales, y más allá de la teoría el bagaje emocional de la persona es lo que realmente está en juego en toda relación con otro ser humano. Así, los papás que se encuentran en dificultades con sus hijos normalmente tienen historias ellos mismos dónde sus necesidades emocionales tampoco fueron cubiertas.
Es importante que todos los miembros de la familia estén atendidos en estos casos, acompañar a un adolescente emocinalmente es acompañar también a su familia.

Cuanto antes la familia busque ayuda, antes se podrá abrir un espacio para hacer las cosas desde un enfoque diferente, que permita un acompañamiento emocional para superar el reto de hacerse mayor.

Si conoces o necesitas ayuda contacta con nosotros a través de contacto@psicodinamicas.com en nuestra consulta de psicología en Villaviciosa de Odón o a través de los números 634 648 398 / 611 400 393