Terapia de pareja: Depresión y Pareja

Las parejas solicitan terapia por muchos motivos distintos: falta de comunicación, imposibilidad de negociar, dificultades con hijos u otros parientes, infidelidades, problemas con la sexualidad… y aunque puede haber peticiones parecidas entre unas parejas y otras, lo que hay de fondo, es decir, aquello que desencadena la crisis puede ser muy variable. Por lo tanto, un buen diagnóstico incluye una valoración del psiquismo individual y, además, la interacción de ambos sujetos como la pareja. Así se pueden observar patrones y dinámicas que cada individuo por separado no tiene y que aparecen sólo en el seno de la dinámica conjunta.

 

No pocas veces acude a terapia una pareja dónde uno de los miembros, el más activo, se queja constantemente de la pasividad del otro: siente que tiene que estar siempre peleando o tirando de él/ella para hacer cosas, especialmente con las responsabilidades como tareas del hogar, compras, cuentas, hijos…Pero incluso el ocio, hobbies o el sexo pueden ser motivo de discusión. El miembro pasivo suele hacer las peticiones a regañadientes, intenta posponerlo, busca excusas que parecen lógicas, confronta o sabotea. Cuando no se le presiona, no reacciona y tiende a buscar refugio en la evasión: televisión, móvil, videojuegos, apuestas, deporte, etc…

Lo importante es valorar qué puede haber de fondo en una situación tan cotidiana como la anteriormente descrita. Frecuentemente en estos casos ocurre que el miembro menos activo padece en realidad una depresión cronificada, por ello su actitud es siempre la de alguien desvitalizado, cansado, sin iniciativa propia, nunca es buen momento para hacer las cosas “lo hago luego” “mañana” “ya sé que tengo que ponerme…”, etc. Mientras, el miembro más activo está desgastado oscilando entre el enfado y la resignación.

No siempre la depresión es evidente, y en pareja es más fácil de ocultar aún tras la máscara de un conflicto de pareja. El afectado siempre pone excusas a sus comportamiento y emocionalmente no es consciente de que le ocurre algo porque está ocupado en defenderse de los ataques. La otra parte se queja pero también obtiene un beneficio a pesar del desgaste y el cansancio: suele ser quién decide y maneja a su gusto.

Analizar correctamente cuál es la situación de partida de cada miembro de la pareja ayuda a diferenciar. No es igual una pareja con distintos intereses que deben negociar un espacio en común, a una pareja dónde uno de los miembros está inerte y todo el peso y responsabilidad recae sobre el otro. El trabajo que se hará en este último debe abordar la depresión tanto individualmente como en pareja. En este trabajo se tienen en cuenta los patrones que se repiten, los roles aprendidos inconscientemente y se deconstruye la dinámica anterior para crear otra nueva. Ambos miembros deben desear e involucrarse en el cambio, aunque uno sea el deprimido el otro también contribuye sin querer a consolidar esa forma de relacionarse.

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